El primer objetivo de la instalación de cualquier cerramiento es conseguir un buen aislamiento. Proporcionandonos dos ventajas, siempre y cuando sea de calidad.
Por una parte, sirve para conseguir un buen aislamiento térmico. Por ejemplo, las instalaciones de ventanales de doble cristal y marco de aluminio pueden hacer que el frío del exterior no entre en el inmueble, a la vez que dejan pasar la luz del sol para aumentar la temperatura y conseguir un ambiente más agradable.
Y, por otra parte, una buena instalación de cerramientos puede hacer que se tenga un mayor control de la ventilación en el hogar u oficina.
Dejar, o no, pasar el aire del exterior permite tener un entorno en el interior en el que haya una menor o mayor circulación de aire, algo ideal sobre todo a primera hora de la mañana o a última hora de la tarde, o también bastante idóneo en las oficinas, donde se suele concentrar un buen número de personas y se vuelve más necesaria una buena ventilación.
Así pués ya sea con ventanas correderas en línea o paralelas, con puertas plegables o monopanel, o incluso con ventanas practicables pivotantes o proyectantes, lo que se consigue es una mejora importante en las condiciones sonoras y térmicas, en el ambiente dentro de las estancias donde se instalan. Facilitando el control de la temperatura y el sonido, a la vez que garantizan un mayor bienestar y las condiciones más adecuadas de habilitabilidad.
Pero no solo eso, con la instalación de unos buenos cerramientos, la principal mejora que se obtiene está conectada directamente con la eficiencia energética pudiendo ahorrar, si se procura un buen aislamiento del hogar o de la oficina, en la factura de la luz e incluso del gas.