Para poder afirmar que un sofá es cómodo debe tener, como mínimo, una profundidad de asiento de unos 90 cm.
Hemos de comprobar que cuando nos sentemos en él, las caderas no han de quedar por debajo de las rodillas, y que las piernas no nos queden flexionadas 90 grados.
Por otra parte, los apoyabrazos han de tener una altura entre los 12 y 20 cm medidos desde la parte superior del asiento hasta donde apoyamos nuestro brazo.
En cuanto a los respaldos, se recomienda que tengan una altura que oscile entre 90 y 95 cm, es ideal, para que nuestra espalda y cervicales, no cojan posturas rígidas o rectas y esto nos provoque dolor de espalda.
Y, por último, si eres de los que te gusta dormir estirado en el sofá, los más cómodos para ti, serán los blandos.
Por supuesto estos elementos podrían variar dependiendo de la altura e incluso peso de la persona que vaya a sentarse, pero estas medidas son las que consideramos estándar y nos pueden ayudar como guía.